Las vacas destinadas a la producción de leche no poseen mejores condiciones de vida que aquellas del ganado de engorde para carne. Las vacas son sometidas a inseminaciones forzadas de forma repetida para mantener una producción de leche constante. Los terneros son arrebatados de su madre para que los humanos puedan consumir su leche. Los terneros machos son destinados para producir carne de ternera y las hembras son sentenciadas al mismo destino de explotación de sus madres.
Luego de esto, diariamente y varias veces al día las vacas son enganchadas a maquinas de ordeño.